martes, 9 de abril de 2013

José Luis Sampedro se va pero nos queda su sabiduría calada en los huesos

Pasamos la adolescencia en un edificio que llevaba su nombre, sin saber el significado que su persona tenía para nuestra sociedad. Entre chiquilladas, hormonas y primeros cigarros no teníamos tiempo para entender lo que los profesores nos decían. Sabíamos que era un escritor muy importante, pero no lo habíamos leído. Sabíamos que era viejo pero no que tuviera el espíritu más joven que todo los niños del centro juntos. 
Nosotros nos indignábamos por perder 5 minutos de recreo, él lo hacía por la clase política y económica de nuestro país. 
En algún momento y gracias a los buenos maestros y maestras que abundaban en nuestro IES José Luis Sampedro de Tres Cantos, fuimos conscientes de que ese hombre era más combativo que cualquier sindicalista o guerrillero. Gracias a algún que otro libro supimos de su compromiso social y de su entrega altruista de conocimiento.
Hace tres años nos acompañó a alumnos, exalumnos, padres y profesores en el aniversario del centro que lleva su nombre. Aún no sabíamos que se convertiría en el abuelo del despertar de la ira juvenil que ahora campa por España intentando apañar los errores de nuestros progenitores. 
Ese hombre con boina, bastón y dentadura de posguerra lanzó un ácido discurso que el alcalde del PP aplaudió como si la crítica no fuera con él.
Hoy ese hombre se ha ido pero nos queda su sabiduría y su recuerdo calados en los huesos.
Descanse en paz señor Sampedro.

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