miércoles, 25 de diciembre de 2013

En la cárcel más hacinada de Paraguay queda poco lugar para la Navidad


En los densos pasillos y patios de la cárcel de Tacumbú en Asunción, que alberga a tres veces más presos de los 1.500 que debería, solo unos pocos olvidan la falta de higiene, camas o celdas dignas y celebran con un asado las calurosas fiestas navideñas.

Media tarde, más de cuarenta grados de temperatura a pleno sol. Cuatro internos en uno de los concurridos patios del penal de Tacumbú en la capital de Paraguay estiran con todas sus fuerzas de las patas a un enorme cerdo a punto para asar.

Es Nochebuena, pero no lo parece. Las mugrientas paredes del presidio no albergan adorno navideño alguno, solo la fila extraordinariamente grande de familias despidiéndose del horario de visita indica que no es un día cualquiera.

Muchas mujeres con sus hijos, con regalos o ropa se han quedado fuera, sin ver a los suyos. Se quejan a voz en grito desde la puerta principal porque el horario es demasiado ajustado.

De nuevo en el patio, una treintena de presos juega al billar mientras observa a los expeditos asadores. Un guardia penitenciario se acerca al grupo, que ya despliega las patas del animal, y les hace un comentario socarrón en idioma guaraní.

Todos se ríen y uno de los cocineros, cuchillo en mano, dice en español: "Es un día más, pero algo hay que hacer".


"Acá celebra el que puede. Cada uno celebra en la medida de sus posibilidades, pero somos todos hermanos", afirma blandiendo una pequeña biblia de tapas verdes Salvador Oporto, de 51 años, que espera poder probar el pollo al horno que la ONG Cenando con Jesús repartirá más tarde.

"Es un día normal", dice Nelson Sosa, apoyado en la barra de una improvisada cantina, de las muchas que pueblan el interior del presidio, un negocio que a algunos pocos presos les permite una calidad de vida mejor que al resto.

El pastor Pekos Sandoval lleva una década trayendo comida a Tacumbú en Nochebuena para los más desfavorecidos del centro, los llamados "pasilleros", los que duermen y habitan en los corredores y patios, donde a falta de techo se abrigan día y noche con dosis de crack a unos 3.500 guaraníes, algo menos que un dólar.

Sandoval, con voluntarios de dentro y fuera del presidio, acompañado de la ONG Stop Violencia, repartió estos días miles de cenas de pollo y arroz "para que nadie se quede sin Navidad".

El director de Institutos Penales, Francisco Quiñónez, dependiente del Ministerio de Justicia que recientemente anunció una necesaria reforma penitenciaria, dijo hoy que unos 55 guardias custodian a los aproximadamente 3.850 internos.

"Somos unos 40 para dos turnos y tengo que mandar a algunos a hacer de custodios al hospital", dijo sin embargo uno de los jefes de guardia del centro, mientras controlaba el reparto de comida a los "pasilleros" entre expresiones de fervor religioso.


Un enorme pabellón de dos alturas y techo de chapa que alguna vez fue diáfano, antes de llenarse de pequeños bares con estructuras de madera y ladrillo visto, alberga una pequeña cancha de voley y a un grupo de religiosos en pleno rezo.

Eder, de 26 años, atrapado por portar un kilo de cocaína, se seca el sudor tras jugar un rato a una combinación de fútbol y voley y apura un tereré (agua fría con mate) que le pasa un compañero.

"Aquí todos los días son iguales. Excepto cuando llueve y se inunda el pabellón", dice, y pide que le retraten con sus amigos.

Julian Arecos, preso desde hace dos años y medio, fue de los pocos que compartió el día con su familia.

Agradecido porque pudieran entrar a verle por Navidad, pero "dolido" al ver marcharse a sus hijos, asegura que, como los años anteriores, "sentimentalmente" está con ellos.

Cae la noche, el gran cerdo sin cabeza ya está estirado en las brasas hace rato, los cocineros y sus amigos se relamen y se frotan las manos. Para algunos sí hay un festín por Navidad.

El resto de reos miran la pieza, intuyen el placer, pero saben que no lo probarán.












(Texto y fotos por Santi Carneri distribuidos por la Agencia Efe)

lunes, 11 de noviembre de 2013

Niños lustrabotas del Senado, ejemplo del omnipresente trabajo infantil en Paraguay

El trabajo infantil está tan presente en Paraguay que hasta en los corredores del Senado y del Palacio de Justicia menores de 14 años limpian cada día los zapatos a funcionarios e incluso a los parlamentarios, pese a las leyes que lo prohíben.
Uno de cada cinco niños y adolescentes paraguayos trabajan en el campo, hoteles, servicios e incluso en tareas peligrosas, según la última Encuesta Nacional de Actividades de Niños, realizada por la Organización Internacional del Trabajo.
Foto tomada el 29 de mayo de 2013. Un niño  vende comida en un autboús de la ciudad de Asunción (Paraguay). 

Foto tomada el 7 de septiembre de 2013. Un niño de 13 años, que lleva desde los cinco trabajando como lustrabotas para entregarle dinero a su madre, espera la llegada de clientes frente al Panteón de los Héroes, en la calle Palma del centro de Asunción (Paraguay). 


Foto tomada el 9 de octubre de 2013.  Un niño limpia sentado en el suelo los zapatos de un hombre en la calle Palma del centro de Asunción (Paraguay) frente al edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores . 

Foto tomada el 7 de septiembre de 2013.  Un niño nada en una fuente pública  del centro de Asunción (Paraguay). 
Uno de ellos es Rubén, que con 13 años ya conoce cada recoveco del laberíntico Congreso de Paraguay, donde desde hace cinco años acude cada día atraído por las enormes propinas que le dejan los diputados y senadores tras limpiarles los zapatos.

"Acá se gana más plata que en la calle", dijo Rubén, sentado en el pasillo de Comisiones del Senado, en un descanso mientras los parlamentarios ocupaban sus escaños.

Foto tomada el 7 de septiembre de 2013. Tres niños nadan y juegan en una fuente pública  del centro de Asunción (Paraguay) frente al edificio del Congreso Nacional.

El niño tiene a varios congresistas como clientes habituales, algunos de los cuales, para no ser vistos, le piden que les acompañe al despacho.

Allí se esfuerza por dejar brillantes sus caros zapatos, a la espera de un billete "grande", de 20.000 o incluso 50.000 guaraníes (unos 4 ó 11 dólares), como el que le dio recientemente el propio presidente de la Cámara, el senador Julio Cesar Velázquez, según recordó el menor.

Rubén gana cada día de media unos 40.000 guaraníes, algo menos de 9 dólares, frente al salario mínimo diario que es de unos 55.300 guaraníes, aproximadamente 12 dólares.

Foto tomada el 4 de junio de 2013.  Un niño vendedor de comida transporta un canasto con chipas, el pan de queso y almidón ttípico de Paraguay,  en la calle Yegros del centro de Asunción (Paraguay).
El pequeño lustrabotas llega cada día entre las 6 y las 7 de la mañana al Congreso, donde se reparte junto a otros compañeros de su edad, o más jóvenes, los distintos niveles del edificio.

El pasado miércoles, los chicos mantenían una conversación sobre fútbol y la última serie de dibujos animados hasta que la llegada de un cliente, un hombre trajeado con el logotipo de la Honorable Cámara de Senadores (HSC) en la solapa de la chaqueta negra, les hizo ponerse serios y les devolvió a su realidad.

"Hay niños que hemos visto crecer aquí dentro", aseguró Irene Ayala, funcionaria por oposición pública que lleva unos veinte años trabajando el Congreso y considera "un error" que en la casa donde se hacen las leyes estas no se cumplan.

Uno de cada cinco niños y adolescentes paraguayos trabajan en el campo, hoteles, servicios e incluso en tareas peligrosas, según la última Encuesta Nacional de Actividades de Niños, realizada por la Organización Internacional del Trabajo.
La legislación paraguaya dice claramente que está prohibido que los menores de 14 años trabajen, recalcó la responsable de Protección de los Derechos del Niño de Unicef en Paraguay, Andrea Cid.

"Es una práctica habitual lastimosamente, como muchas otras en trabajo infantil, la gente se acostumbra y deja de verlas como lo que son", denunció Cid.

Según la portavoz de Unicef, la agencia de la ONU dedicada a velar por los derechos de los menores de edad, el trabajo infantil "se ha oficializado en algunas instituciones públicas" de Paraguay, como el Congreso, el aeropuerto y el Palacio de Justicia.

"Podemos ver a los niños como lustrabotas y como ayudantes en los pasillos de pisos superiores del Palacio de Justicia", añadió.

Cid remarcó que los niños no deberían tener que pensar en ganar dinero para subsistir sino en jugar y educarse, y recordó que los menores que trabajan faltan mucho más a clase, lo que aumenta el fracaso escolar de los más pobres.

Unicef recomendó que se cumplan los planes de políticas básicas de protección social que ya existen en el país pero que no se ejecutan.

Foto tomada el 9 de noviembre de 2013. David de 11 años, viene desde hace cinco años al centro de Asunción (Paraguay) con su padre para vender chipas. Después de ir a la escuela, llegan desde Caacupé, a unos 55 km de la capital cada día de la semana, en un viaje de autobús de dos horas donde aprovechan también para vender el típico pan de queso y almidón que se come en Paraguay.

"Paraguay está al día con todos los tratados internacionales, están ratificados y son ley en el país, pero no se aplican", abundó Cid.

Igual que en el Congreso, es casi imposible caminar por el centro de Asunción sin cruzarse con niños cargando con las cajitas de madera que usan para guardar el betún con el que limpian el calzado de los transeúntes.

Un niño con dedos teñidos de negro por la mugre, arrodillado en el suelo limpiando los zapatos de algún hombre elegante en pleno horario escolar es una estampa típica de la céntrica y turística calle Palma.

Otros pasan el día de un lado para otro con inmensas canastas de mimbre sobre la cabeza, usadas para transportar chipas, un tradicional pan de almidón y queso que venden en los autobuses o a la puerta de las oficinas del centro.
En comparación con ellos, los limpiabotas del Congreso son unos privilegiados.

Foto tomada el 10 de junio de 2013.  Un niño lustrabotas camina con la caja donde guarda sus herramientas en la calle Palma del centro de Asunción (Paraguay) frente al Panteón de los Héroes.

Reportaje distribuido por la Agencia Efe y publicado en El País (España), entre otros.

lunes, 30 de septiembre de 2013

El niño limpiabotas de la calle Palma

Un niño de 13 años, que lleva desde los cinco trabajando para su madre como limpiabotas, espera la llegada de clientes frente al Panteón de los Héroes, en la calle Palma del centro de Asunción (Paraguay). 
El trabajo infantil es demasiado común en la capital paraguaya, la mayoría de los chicos que veo trabajando son vendedores de comida y bebida o aparcacoches, a cualquier hora del día y de la noche, en el caso de los lustrazapatos, las cajas de madera que portan están patrocinadas por el diario ABC Color, el más importante del país.
En Paraguay, uno de cada cinco niños está "en situación de trabajo infantil", es decir unos 436.000 niños, niñas y adolescentes, según una encuesta reciente de la Dirección de Estadística, Encuestas y Censos.

lunes, 23 de septiembre de 2013

domingo, 1 de septiembre de 2013

Chóferes despedidos por crear sindicato protestan crucificados en Paraguay

Varios conductores de autobús de una línea de transporte público de Paraguay permanecen crucificados y en huelga de hambre desde hace casi un mes en protesta por haber sido despedidos de la empresa concesionaria por crear un sindicato para reivindicar sus derechos laborales

Las carpas de lona negra situadas frente a la parada del autobús de la línea 30, que une Asunción con la aledaña ciudad de Luque, alojan a ocho hombres y una mujer clavados de las manos en cruces de madera apoyadas en el suelo, y a otros cuatro en huelga de hambre.

Los crucificados decidieron tomar esta medida hace al menos 23 días después de que la empresa Vanguardia S.A., que gestiona la línea 30 del transporte capitalino, despidiera sin explicación a ocho conductores.
Entre los manifestantes, que yacen en el suelo de tierra y roca de la calle polvorienta, se encuentran algunos de los ocho despedidos y compañeros de su misma empresa o sindicato que también se perforaron las manos con clavos a cruces de madera para apoyarles en su reivindicación.
"El error de estos compañeros, fue de organizarse y afiliarse a un sindicato. Ese fue el pecado mayor, por lo visto. Por eso fueron despedidos de forma injustificada. Queremos la reposición de los ocho compañeros", manifestó el secretario general de la Federación Paraguaya de Trabajadores de Transporte Terrestre (Fepatrat), Juan Villalba Ovando, que lleva ya 10 días sin moverse de su cruz.
Villalba denunció que los despedidos trabajaron en condiciones ilegales durante una década, conduciendo 16 horas por día y cobrando por viaje, en lugar de por nómina mensual, sin estar dados de alta en la seguridad social del país, y sin percibir ninguno de los derechos laborales previstos en la ley.
En julio, hicieron su primera manifestación clavándose frente al Viceministerio de Trabajo en Asunción para reclamar al Gobierno paraguayo que reconozca al Sindicato de Chóferes que habían creado para reivindicar sus derechos correspondientes frente los supuestos abusos de la empresa.
Los trabajadores de la línea 30 llevan ya más de dos meses protestando para que sea reconocido su sindicato, y así poder organizarse.


 Tras las reuniones celebradas ayer entre representantes del sindicato, de la empresa y del Viceministerio de Transporte, la compañía accedió a devolver su empleo a cinco de los represaliados, pero los manifestantes se negaron a abandonar su protesta hasta que los ocho despedidos recuperen sus trabajos.
El ambiente en la carpa es denso, se habla en voz baja y los manifestantes rezan cada día, y para ello han montado un altar con imágenes de vírgenes y velas.
A los crucificados, incluida la esposa de Villalba, María Concepción Candia, que se sumó este miércoles, les cuesta hablar y tienen que medicarse continuamente para soportar el dolor de los clavos y poder dormir unas horas cada día.
Los cuatro hombres en huelga de hambre también permanecen postrados en cama desde hace 23 días, el único alimento que reciben es agua.
Unos 60 conductores de autobuses apoyan la huelga, pero el servicio ha continuado sin interrupción, según pude constatar.
"Es una causa justa, nos merecemos respeto a tantos años de trabajo", declaró Claudio Ramírez, despedido, según él, por afiliarse al sindicato.
Anoche una funcionaria del Viceministerio, que se identificó como la directora general interina de Trabajo acudió a la carpa para ofrecer una nueva cita para negociar y trasmitió la postura de la empresa de solo recuperar a cinco de los despedidos.


 La trabajadora del Viceministerio de Transporte, declinó dar su nombre, pero declaró que "aquí hay un conflicto jurídico, de orden sindical, hay despidos, hay organizaciones sindicales que se formaron con muchas complejidades y cuestionamientos de la empresa".
"Estamos tratando de acercar a las partes, pero es un poco mas difícil cuando toman medidas extremas como estas porque es más difícil conversar con gente que no se puede levantar para hablar en una mesa", añadió la funcionaria.
Los huelguistas denuncian también agresiones y presiones de los gerentes de la empresa, de hecho, el administrador general y el jefe de Personal fueron detenidos el mes pasado con dos armas de fuego, clavos, y un bate de béisbol, con los que según la Policía aparentemente pensaban provocar un atentado y culpar a los trabajadores. 



Publicado por Efe en El País de España

sábado, 20 de julio de 2013

Una historia de redención en las favelas cariocas, que se preparan para recibir al papa Francisco

Os dejo un avance del reportaje publicado para Efe sobre la vida de Eliezer Pereira da Silva, exnarcotraficante reconvertido en pastor evangélico en la favela de Babilonia en Río de Janeiro, donde viví durante cuatro meses el año pasado.


   Río de Janeiro, que ultima los preparativos para la llegada del Sumo Pontífice, esconde en una de las favelas cercanas a la emblemática playa de Copacabana, una historia de pecado, arrepentimiento y perdón.
Este es el recorrido vital de un experimentado narcotraficante que tras pasar por el purgatorio y el infierno, logró besar el cielo al convertirse en pastor evangélico y evitar así la cárcel.






Este es un vídeo resumen, el artículo completo está a disposición de los clientes de la agencia.... Veremos que tal se publica.





miércoles, 3 de julio de 2013

Defensores del Chaco

Fuegos artficiales a las afueras del estadio Defensores del Chaco en Asunción (Paraguay) donde el Olimpia ganó el 2 de julio de 2013 al Santa Fe en la ida de las semifinales de la Copa Libertadores.

martes, 2 de julio de 2013

Preparativos

Trabajadores del Palacio Presidencial de Paraguay en Asunción ultiman los preparativos para la llegada de Zenani Dlamini, hija del expresidente sudafricano Nelson Mandela,el  jueves 27 de junio de 2013, que presentó al presidente paraguayo, Federico Franco, sus cartas credenciales como embajadora de Sudáfrica en Paraguay. Zenani es desde este año la embajadora sudafricana en Argentina, desde donde también representará a su país ante Paraguay.

jueves, 13 de junio de 2013

La corrupción y la desidia política convierten la frontera paraguaya con Brasil en la cuna del cultivo masivo de marihuana

Esas comunidades, de entre cuarenta y sesenta miembros, se dedican “abiertamente y con total desparpajo” a la producción masiva de esa droga en las zonas rurales fronterizas, explicó a Efe el director de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay (Senad), Francisco de Vargas.

Un agente de la Senad muestra a la prensa parte de la marihuana incautada en la última operación en Itakyry

Un agente de la Senad muestra a la prensa parte de la marihuana incautada en la última operación en Itakyry

Un agente de la Senad camina cerca del campamento establecido para custodiar las 142 toneladas de marihuana incautada que más tarde será incinerada

Un agente de la Senad muestra el escudo de los uniformes antiguos que llevaban la bandera de EEUU

La Senad comienza a quemar la droga
Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2013/06/08/1495723/frontera-paraguaya-con-brasil.html#storylink=cpy

jueves, 2 de mayo de 2013

Comienzo de "Downtown Asunción"

Llevo algo más de un mes viviendo en Asunción, Paraguay. En el mismo centro de la ciudad. Y el 80 por ciento del tiempo de mi día a día discurre en estas calles organizadas por cuadras conquistadas por casas bajas y algún que otro edificio de más de cuatro alturas.
El deterioro del barrio es evidente, las calles mal cuidadas, los edificios pendientes de algo más que una mano de pintura, la mugre del tráfico se pega en las manos cualquier día que caminas más de 10 minutos por la ciudad. Eso sí, todo convive con una vegetación exuberante que cruzo los dedos porque dure.
Pero, por lo que me cuentan los vecinos y también los asuncenos de afuera, el centro se está restaurando, con poca iniciativa pública y mucho esfuerzo de particulares, el centro "está mejor que antes".
Lo que no impide que esté lleno de prostíbulos, casas abandonadas y otras lindezas que en Europa no suelen verse en las zonas con más patrimonio histórico y cultural de la urbe.
Aunque al mismo tiempo abren nuevos lugares de marcha nocturna para jóvenes , junto con hostales como en el que llevo un mes viviendo, y otros pequeños negocios que dan algo de vida al olvidado núcleo.
Me propongo de testigo para documentar la evolución (o no) de esta zona de la ciudad, ahí va una primera mirada: