martes, 14 de febrero de 2012

La "pacificación" estimula los negocios en las favelas de Río de Janeiro


Dentro de las favelas, las personas que antes se dedicaban a prestar servicios o vender productos por falta de alternativa están aprovechando las nuevas oportunidades que se abren con la llegada del Estado y la salida del tráfico de drogas.

La favela Vidigal vista al atardecer desde la playa de Ipanema
Una encuesta de la oficina de Gerencia de Proyectos del Estado de Río de Janeiro publicada la semana pasada dice que sólo en la Rocinha (100.000 hab. aproximadamente) y el Complexo do Alemao, conjunto de 15 favelas que suma unos 200.000 vecinos,  han aparecido más de 11.000 microemprendedores.
Los moradores de estos barrios ya levantaban comercios antes de la llegada del Gobierno, ahora perfeccionan sus empresas, acumulan nuevos conocimientos, crecen y algunos hasta se formalizan fiscalmente.
El Estado está llegando con ofertas de crédito a bajo interés, cursos y patrocinios, todo va mejorando lo bueno que ellos ya tenían por naturaleza.
Otra encuesta reciente, ésta del Club de Comercio de Río, muestra que desde que llegaron las Unidades de Pacificación Policial (UPPs), que son comisarías establecidas en los accesos y en el interior de las barriadas cariocas desde 2008, el número de tiendas ha aumentado un 26 por ciento. Además los establecimientos encuestados aseguran que sus ventas han aumentado entre un 32 y 46 por ciento.
Desde el 2008, el Gobierno de Lula comenzó una fuerte campaña de "reconquista" del territorio hasta ahora dominado por los grupos de narcotraficantes que aprovecharon el abandono del Estado durante décadas para operar libremente en estas zonas.
Otro dato, este de perogrullo, es que la reducción de la violencia relacionada con el narcotráfico, (tiroteos, asaltos, robos y demás) ha aumentado el valor de los edificios en la ciudad más de un 15 por ciento, según un estudio realizado con más de 3 millones de inmuebles por el International Growth Centre y la Reserva del Banco Federal.
El diario O Globo, el periódico de mayor tirada del país, recogía el pasado domingo la historia de Leonardo do Melo, cuya oferta de productos varía según la hora del día. después del almuerzo vende dulces; al final de la tarde, flores.
Ahora, con un microcrédito de 7.000 reales (unos 3.000 euros), concedido por un importante banco brasileño, ha comprado una volkswagen Kombi con la que trae frutas frescas para vender en la Rosinha por las mañanas. Se define así mismo como un emprendedor.
"La Rosinha es como una madre, aquí se vende de todo, dice Leonardo, conocido en el barrio como "Simpatía". Y añade: "quien no crece, desaparece".
Sólo contando bancos públicos, ya se han concedido 1,8 millones de reales en microcréditos y la Agencia de Fomento de Río va a ofrecer 6 millones más el mes que viene.
El diario del gran grupo mediático se atreve a aseverar: si el sector público llega con burocracia e impuestos excesivos, matará estas iniciativas. Si continúa ofreciendo cursos de formación y financiación, las oportunidades crearán más negocios.

2 comentarios:

  1. qué estimulante tu nota Santi!!!
    POdes comentar algo mas sobre esas unidades de pacificación, cómo lograron cortar con las prácticas mafiosas de la propia policía, por ejemplo. Además, cómo operaron para sortear las enooooormes redes de complicidades dentro del propio poder estatal?
    Un abrazo Waby

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  2. Hola Waby! Te cuento: El Gobierno recurrió a policías recién formados, en el mismo momento que el ejército ocupaba las favelas a tiros, para que fueran ellos los que se se ocuparan de la vigilancia. Porque al ser "nuevos" se les supone más honestos y menos corruptos. Por otro lado batallones de fuerzas de élite, conocidas aquí como BOPE, (famosos por la película Tropa de Élite) se dedicaron a cazar, literalmente, a los jefes narcos.
    Todo esto, sumado a una "negociación diplomática", por supuesto oculta, con las estructuras organizadas de los narcos que aún coexisten con los moradores de las favelas para que "se porten bien".
    Abrazo!

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